
Se mezclan los ingredientes dejando la harina en último lugar y añadiendo de ésta una cantidad como para que la masa no se pegue a los dedos y se trabaje con facilidad. Se hacen bolas y se forma el rosquillo que, posteriormente, se fríe. Por último, se embadurnan con azúcar y canela.
Las recetas varían de unos lugares a otros, pero se miden en función de los huevos. Un ejemplo sería el siguiente: para 12 huevos, 11 cascarones de aceite de oliva frito, ralladura de limón, 1 vaso de agua, 1 kilo de azúcar, 1 caja de papelillos de gaseosa y harina (la que admita).
Esta fruta de sartén se elabora en diferentes pueblos de España, no sólo en Semana Santa, sino también en otras épocas del año.