Se mezcla el aceite, el vino, el anís, la canela y la ralladura de limón. Posteriormente se incorpora la harina y se mezcla hasta que la masa quede manejable. Se corta en tiras de un dedo de largo y ancho y se enrollan en las cañas sin llegar a las puntas. Se incorporan al aceite caliente y, una vez fritos, se sacan de las cañas con cuidado, dejando escurrir en un papel absorbente. Finalmente, se pasan por canela y azúcar.
Estos dulces, típicos de La Mancha, no sólo son representativos de la Semana Santa, si no también del Carnaval.