Del sábado noche son señores el encaje de bolillo y la blonda, labor artesanal tradicional del Campo de Calatrava, de origen flamenco, asociada a la mantilla, prenda de encaje por excelencia. Hablar de la mantilla de blonda es hablar de la mantilla de Almagro y, por extensión, de la blonda y encaje calatravo que veremos en las mantillas de las numerosísimas mujeres que desfilarán acompañando a los distintos pasos de la Soledad. Estas piezas son el signo de la elegancia. Nuestras abuelas las elaboran cuidadosamente con sus manos artesanas, sin poder disimular su gozo al ver a las mujeres luciendo sus magníficas obras, adornando sus peinados junto al encarnado intenso de los claveles que acompañan sus vestidos.
La elaboración del encaje de bolillos abarca desde la tradición textil medieval hasta la mantilla y el ajuar actual, pasando por la fábrica de blondas y encajes del s.XVIII y contribuye a fomentar el sentimiento de pertenencia entre los habitantes de la zona.
Al atardecer, el Campo de Calatrava se vestirá de encaje. Mujeres tocadas con la clásica mantilla de blonda acompañarán a los pasos en las distintas localidades de la comarca, destacando por su tradición y vistosidad, la procesión de la Soledad en Almagro. Con curiosidad, veremos que las mujeres que procesionan van ornadas con un clavel rojo hacia arriba, las solteras, y hacia abajo, las casadas.
Antes, la fiesta se dividía en dos tiempos claramente diferenciados: el jueves por la mañana, que era una fiesta alegre, pues se celebraba la institución de la Eucaristía, y a partir de la tarde, ya empezaba la celebración de luto, que se hacía riguroso la tarde del Viernes Santo.
Así pues, el jueves por la mañana se visitaban los sagrarios con mantilla blanca, y el viernes se pasaba ya al negro absoluto. En algunos pueblos, a la Esperanza la acompañan señoras de mantilla blanca. Por supuesto, vemos mantillas blancas el Domingo de Resurrección.
Actualmente, se viste de negro los dos días, si se quiere. El jueves se marca la intensidad del luto con el uso de los claveles, dejando parte del cabello al descubierto. El viernes, la mantilla debe cubrir completamente el pelo, hasta el Domingo de Resurrección, donde ya se puede usar la mantilla blanca y de nuevo los claveles.